Las chicas de la lavanderia

"Yo no quiero tentar la suerte contigo,
yo no quiero que tú te enganches conmigo"
Quique Gonzalez



Perdonen que no haya acudido a vuestra cita de hace unas semanas pero me partí la boca contra el suelo y observé, sin ningún ánimo de reacción, que iba a volver a casa llorando.
Me avergonzaba la idea de que ustedes me vieran con toda la boca destrozada, por eso cerré por derribo.

Un día nublado me levanté y cogí mi mejor camisa, me ajuste la corbata y noté cómo mis zapatos ya no estaban fríos.
NO tenía tiempo para oír tus quejas, tus explicaciones. Me cansé de ti y obviamente te iban a dar mucho por culo.
Hay gente esperando, ¿sabes? y no estoy dispuesto a llegar tarde de nuevo.

Últimamente me acerco a la lavandería a lavar todas mis ropas sucias, manchadas de aquel huevo frito que me preparaste, de aquella grasa que soltó el filete y en esa casa de lavadoras, detergentes y secadoras, están todas aquellas chicas cómo si supieran que hacia mucho tiempo que no pasaba por allí.
Guiños, saludos. "¿Cómo estás?".

Y aparecen con su piercings, sus miradas descaradas y sus mimos anti-románticos.
Vuelan posándose sobre tu cabeza y te esperan con el cigarro entre los dedos.
Besos sensuales. Acompáñame a casa y frases con puntos suspensivos para abrir el mundo de lo desconocido...
Último trago. Tiro a los dardos. Tu cara con la mía.
Las ves mordiéndose los labios, tocándose las orejas y pidiéndote la chaqueta porque el frío dejaba marcar sus pezones en la camiseta.
Don´t worry, baby. Vamos a quemar la noche.
Insinúan situaciones que tú mismo imaginastes mientras apurabas el kleenex que quedaba en la mesita de noche. La banda sonora de cada mañana despierta el animal interno que anhela el apareamiento.
Espérame en el siguiente polvo porque vamos a follar como nunca.
Vaho en los cristales que acallan nuestro gemidos. Orales en el probador.
Condones en la habitación desordenada. Lubricante natural.
Montada sobre mi, montado sobre ti, comiéndonos la boca y ¡el tiempo corre!


La capacidad de valorar la situación es mínima pero es que no te tiene que importar en absoluto. A veces puede salir tu angelito, pero MÁNDALO A PASEO.
¿Cómo pararlo?
Hay que mantener la cabeza fría. Nada de esponjas que absorban el espíritu que olvidaste. No de momento.
Nada de cantos al desamor. Ya llegará. Mientras intenta no dar la documentación, que no tenga que dar el nombre y así seguir rodando.

Es un juego. Es un baile. ¿Bailamos?