lunes, 24 de septiembre de 2007

Publicando mi infidelidad

He empezado una nueva relación. Lo siento.

Por ello es quizás por lo que he tenido este rincón, que me ayuda a sentirme mejor aunque no es hoy precisamente un buen día, algo más apartado de la cuenta.
No es porque anunciara un prólogo de abandono, sino porque como siempre ocurre en los primeros días de una relación o de algo que no sabes muy bien cómo llamar, te sientes en una abducción completa.

Esta nueva persona en mi vida es algo más ruidosa y aunque en ciertas ocasiones tenga que dejarla a un lado para no armar escandalo, puedo decir que con ella compartiré muchísimas vivencias.
Con ella no sufro retrasos, no se contagia de ningún virus, no me abandona momentáneamente y por supuesto no se cuelga de otro.
Converso con ella mientras la acaricio suavemente y paso de página todos mis problemas con un simple giro. Suelto todo lo que divaga por mi cabeza y se le queda grabado a tinta.
El problema es que es muy meticulosa y con ella cada error se paga, es irreparable a pesar de que pueda usar parches. Es lo único que más me preocupa pero intentaré que se sienta bien y si por alguna extraña razón cometo algún fallo hallaré la fórmula para reconquistarla, poner los datos a cero y reiniciar...

Es esa persona que te mira todos los días, pendiente de ti y tu simplemente tienes un hola y piensas: me gustaría hablar más contigo pero no sé ni yo por qué no lo hago, y así pasan los días hasta que de repente te das cuenta que todo lo que has estado haciendo durante mucho tiempo con la persona que te acompaña está desconectada.
Es ahí cuando tú desconectas del mundo para iniciar un acercamiento, a modo de reparación y recuperación del tiempo perdido.
Y es ahí cuando un Viernes por la noche te das cuenta que la has besado y no sabes cómo ni porqué pero lo sentías y lo has hecho.

Y no llevamos ni una semana y estoy enamorado de ella. Es verdad, es demasiado pronto pero me encanta tomarme un café mientras hablamos entre una luz muy tenue.



Por cierto, se llama Olivetti.

sábado, 15 de septiembre de 2007

ANIMALES

Preferiría follar como una mantis y huir tras echar un polvo.
Pasar las noches tirado en la cama y cascarmela como un mono.
Invernar durante el invierno y por qué no durante todo el año.
Ser leopardo que caza por las noches.
No tener memoria aunque como el elefante me acuerde de entregas realizadas a destiempo.

Mayor inteligencia, poder de reflexión y cursos de egoísmo y conciencia de la dura.

Preferiría esconder la cabeza tras batir el récord de los 100 metros lisos.
Dejar que me saquen los ojos aquellos pajarracos negros.
Me devoran los buitres tras cada caída y todavía no logro comprender cómo me caí.
Morir a golpe de muleta o lanceado.
Como una gallina sin huevos, resignado.
No ser cisne sino patito feo.

Actuaciones sin mirar a la cara, escondites de palabras y excusas para ti y para mí.

Preferiría caminar lento como la tortuga, pensar, sin dejarme llevar.
Correr como la liebre, dejarme llevar, sin pensar.
Guardar para mí, poquito a poco hormiguita trabajadora.
Observar desde lo alto del campanario siendo inalcanzable para los que te chupan la sangre.

Sin embargo, a veces me encaramo al árbol como un koala.
Me quedo atrapado en tu tela de araña.
Busco como la abeja la miel de tus labios.
Siento el calor tras tu picadura y me miras con tus ojos de gata.





Alejado de la ciudad sin relaciones humanas.
Buscas y no encuentras. Cada vez más lleno mierda.
Sin tener que pensar en qué coño le pasa a la gente.
Sin ver acciones sucias, sin tener que buscar explicaciones.
Corrompida y absurda e idiota e intolerante.
Historias sin condimento que pueblan conversaciones.
En 5 minutos follamos en tu coche.
Sentimientos mecánicos faltos de aceite y pulcritud en los callejones.
Yo te dije y tu me dijiste.
Tú pensaste y yo pensé.
Maldecimos, perjuramos y lo necesitamos.
Ains... mi corrompida y absurda e idiota e intolerante.

Querido amigo...


Te escondes en una burbuja. Actitud ausente pero en estado presente.
Te vistes de coraza y sucumbes a la caricia.
Cobarde a dar la cara.
Irónico jugador con miedo a la verdad.
Oyes pero no escuchas.
Cansado de tantas tonterias.
Escribes a lo loco.
Piensas del revés intentando encontrar en el error la solución.
Hablas con cualquiera antes de que otro te vea hundido.
Otra persona mejor que tus mejores amigos.
Sin descolgar el telefono para no molestar.
Callas en vez de explotar.
Sueñas con con tantas utopias que no te das cuenta que te están vendiendo humo.

Mandas todo al carajo porque no merece la pena. (Ni tu mereces la pena)
Impaciente en la cola del banco, en la sala de espera.
Eres soberbio al discutir con tus padres porque tienes un días de cojones.
Amas lo inesperado. Odias a todos.
Viajas para no dejar huella, para poder respirar.
Te ahogas en un vaso de agua y sobrevives en el mar.
Te encanta tomar los diálogos de las pelis que ves y reflexionar sobre ello.
Intentas, sin ningún éxito, comprender a las personas (hay algunas que mejor decirle que sí)
Esperas actuaciones dramáticas pero brillantes. Acuéstate y descansa mejor.
Te sinceras y acabas.
Te maldices y cabezazos contra la pared.

Querías que te dijera qué pienso sobre ti. Aquí lo tienes.

Cállate.

sábado, 8 de septiembre de 2007

La Manzana

Siempre tengo una manzana en mi frutero.
Está sola, sin la compañía de peras o plátanos...SOLA.
Una noche de Martes alguien me visitó y cenó en casa de improviso aunque ya habíamos acordado cenar alguna que otra vez.
Mi compañía se encaprichó de la manzana y yo receloso evité cualquier mordisco.
Esa manzana estaba reservada sólo para mí.

Esa semana me comí la manzana mientras vi cómo mi vida pasaba ante mi ojos...¿Iba a morirme? ¿Por qué recuerdos del pasado? ¡Javi duérmete!
Coloqué otra manzana en el frutero pero esta vez de distinto color.
Nuevamente tuve visita, sería seguramente una noche de Jueves y nuevamente antojo de manzana.
Esta vez no pude decir que no y tomó un bocado. Solo un "crash" de sus dientes sobre mi manzana.
Ya no era verde, ahora era colorada.
Empezaba a olvidar aquella manzana roída por los gusanos, típico bodegón sobre la encimera de mi cocina.
Pasaron los días, los meses y las visitas fueron más frecuentes, diarias sería el adverbio. Bocado tras bocado fue dejando la manzana casi en el hueso...

Un día llegó el último bocado. Se acabó la manzana. MIEDO. ¿Traición?
Me robaron la manzana sin que pudiera impedirlo.
Esa misma noche, mientras discutía con la almohada vi cómo algo brillaba en la oscuridad de mi cocina cuando en calzoncillos y despeinado totalmente me levanté a beber agua.
No sé cómo pero la manzana desprendía un color rojo que me cegó y a su lado un gusano con gafas de sol lloraba tras estas.

-¿Qué te ocurre?
- La manzana, no puedo devorarla. Ni hacer un pequeño agujerito. LA ODIO, decía entre gemidos el pequeño intruso.
Y continuó:- Siempre me pasa lo mismo y te lo tengo dicho. Viene alguien y se come nuestra manzana, más bien la tuya, y no puedo recuperarla hasta que es simplemente inexistente.
Cuando quieras volver a la frutería, te esperaré aquí y descuida que no te regañaré...GILIPOLLAS

jueves, 6 de septiembre de 2007

Buenas noches

Miraba por mis binoculares desde mi balcón. Buscaba la extinción de alguna estrella, el paso de algún cometa, el saludo de alguna nube.
No hallé nada...

Bajé la vista sin dejar de mirar por los prismáticos cuando me topé con un edificio. Estaba oscuro, todo el mundo estaría dormido y soñando o jugando en la oscuridad. Sin embargo en aquel damero de marcos de ventanas blancos observé la única luz encendida.
Me pareció ver a alguien, enfoqué bien y encontré a una bella muchacha que me sonreía. Parecía que me estaba esperando, ansiosa de ver cómo mis ojos fijaban la atención en su boca, en su lengua, en sus piernas...Estaba desnuda, tumbada en la cama. ¡Me quedé ciego!
¿Momento para salir y hacer una visita inesperada esta noche?
Fui a buscar las llaves y al volver a coger los prismáticos para asegurarme que no se había ido, vi cómo follaba con otro.

De todas formas me miraba y me seguía sonriendo con la cabeza vuelta hacia mi, mientras el muchacho se empotraba una y otra vez contra ella. Cada vez más rápido y ella no movía ni un sólo músculo.
Continuaba clavando sus pupilas en las mías cuando él paró y sacudió su cuerpo por última vez. Ella solo agarró fuerte su espalda y antes de apagar la luz pude leer en sus labios: buenas noches.

Intenté olvidar lo ocurrido mientras trabajaba, ya en el día siguiente, pero cuando la medianoche llegó algo me llamaba. Yo estaba sumergido en la última novela de Ruiz-Zafón que había adquirido, pero paré la lectura y no por estar interesado en ver una peli porno en directo sino por aquellos ojos, aquel cuerpo...
Alcancé el balcón, enfoqué a la misma ventana iluminada y de nuevo aquella escena.
Ella desnuda montándoselo, esta vez, con otro. Lo que no cambiaba era la posición de su cabeza, apuntando hacia mi balcón.
Sabía perfectamente que la miraba desde la oscuridad de este y su cara era la de: llegas tarde. Era cierto porque poco tardó en apagar la luz no sin antes decirme: buenas noches.

Al día siguiente cené en el balcón. No quería perderme el espectáculo y reservé entradas en primera fila. Esa noche no hubo función y aquella muchacha que me devoraba con la mirada mientras la devoraban a ella, no apareció.
Esperando en la silla de mimbre me tuvo varios días, concretamente hacían 5 desde nuestra última cita prismática.
De repente, se encendió una luz en el piso de mi misteriosa muchacha que fue ascendiendo desde el tercer piso al séptimo. 3,4,5,6 y 7...
Alguien subía las escaleras dejando a un lado al ascensor.
Tras unos segundos percibí una luz en la azotea: era una linterna. Cogí mis prismáticos para ver qué era. ¿Y quién iba a ser? ERA ELLA.
Volvía después de su letargo y estaba como siempre, desnuda. Unas cartulinas que llevaba tapaban sus redondos pechos. Las alumbró y esforzando la vista pude leer en la primera cartulina: HoLa mE llaMo JULIA.
ApaGUé La luz paRa Ti, leí en la segunda.
TE esPeRÉ VesTidA. ErAS Mi rOpa.

Se deshizo de las cartulinas mientras el aire rodeaba su cuerpo.
Lloraba, miré sus labios, BUENAS NOCHES y saltó.