viernes, 21 de noviembre de 2008

Mombasa

Mírame. Mírame con esos ojos negros
que me incitan a tirarme al vacío.
Tócame con tus ásperas manos y bésame
con tus labios carnosos.
Por tu nariz chata caen las lágrimas antes de tocar
la árida tierra que daña tu caminar.
Al son de tu percusión se desvela la pantera
que me deja ver su cuerpo desnudo. Vuélvete, suéltate
el pelo azabache y dime cómo puedes ser tan bella.

martes, 18 de noviembre de 2008

Sólo quiero ver la película tranquilo (DON 3.9)

Bob está sentado en segunda fila.
En su clase de Historia del Periodismo se está proyectando una film acerca de cómo surgiría la prensa moral.
Bob se queja. Bob mueve le pie. Bob está nervioso.

Bob se levanta, saca la recortada que lleva en la mochila y apunta al personal del ala izquierda; su derecha.
-¿Queréis cerrar vuestra puta boca?
- Bobby cálmate, le dice Jenny.

- Si, no es nada Jenny. ¿Verdad chicos?


Bob sonríe. Bob se sienta.
Ha estado apunto de volarle la cabeza a unos cuantos.
Imperiosa necesidad de cometer algún que otro asesinato.

viernes, 14 de noviembre de 2008

To me


Me gusta la noche.
Me encanta que pasen las 23.30h y que la mayor parte de la ciudad disfrute de la cama mientras yo termino de
ver La 2 noticias. (me gusta ese telediario)
Es después del informativo cuando despliego folios, cuartillas, bolígrafos pilot de tinta líquida, siempre V5, libros y algún Cd.
Es la hora de desordenar mi escritorio, leer, escribir, parar de hacer todo eso para cantar esa estrofa redonda, volver a leer, soñar, buscar las palabras adecuadas, divagar, viajar…
Hora del café o té algo calentito para que acompañe a la línea que te escribo entre sorbo y sorbo.
Veo algún vídeo en el ordenador, me descargo la bibliografía del gran Chinaski o
utilizo el procesador de texto mientras la reina de mi habitación se pone celosa.
Es soberbio cuando lees un relato de éste, un cuento de aquel, un soneto del de más allá y todo con un fondo musical en otro idioma para dejarme llevar por el ritmo de ese piano, guitarra acústica o lo que salga de los altavoces.

"No sé muy bien cuándo vi por primera vez a Lydia Vanee. Fue hace cerca de seis años y yo acababa de dejar un trabajo de doce años como empleado de correos para hacerme escritor. Estaba aterrorizado y bebía más que nunca. Estaba intentando empezar mi primera novela. Me bebía una botella de whisky y una docena de cervezas cada noche mientras escribía. Fumaba puros baratos y le pegaba a la máquina de escribir y escuchaba música clásica en la radio hasta que amanecía. Me había fijado un mínimo de diez páginas por noche, pero hasta el día siguiente, nunca podía saber cuántas páginas había escrito. Me levantaba por la mañana, vomitaba y entonces me iba hasta la sala y miraba en el sofá para ver cuántas hojas había. Siempre excedían de las diez. Unas veces había 17, otras 18, 23, 25 páginas. Por supuesto, el trabajo de cada noche tenía que ser corregido o tirado a la basura. Me llevó veintiuna noches escribir mi primera novela".
Mujeres, Bukowski.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Tarde de septiembre

He mirado a Rembrandt a la cara.
- "Buenas tardes", le dije mientras pensaba lo bien que se conserva.
Sin mediar palabra avancé por la sala y observé la partida de cartas más interesante de la historia. Yo ya imaginaba
la jugada aún sin conocer de mus, póker o lo que fuera a lo que estuviesen jugando,
pero decidí no ensalzar a los jugadores pues en la planta de abajo dormía una señorita sobre su mesa.
-"Vete a la playa, toma un poco de sol" le sugerí de forma respetuosa a Felipe IV.
Delegaría sus funciones al Conde-Duque por un tiempo.
-"¡Unas vacaciones te voy a dar yo a ti!", le escuché exclamar. Obediente a la corona, me dirigí a Tahití para disfrutar de una siesta en el exótico destino donde las frutas te a sirven negras de pelo azabache.
Me largué de allí con el mismo aire fresco que mueve al ciprés porque las 17.30h se avecinaban,
sin embargo tuve tiempo de despedir a Sócrates como cual discípulo antes de perderme entre la arboleda.