
No me aferro a ninguna creencia,
pues sé que cuando muera
me voy a pudrir como hacemos todos.
A mí que me esparzan por cualquier lado,
nada de tenerme metido en una jarrita de porcelana
que presida cualquier sitio del hogar.
Como ves prefiero que me metan en el horno y
sentir el calor de ese infierno inventado
y que tan buenos resultados ha cosechado para bien de muchos.
Si por el contrario prefieres un bonito lecho
ponte cómodo pues estarás bien metidito
en algún ataúd de pino, roble o lo que tu familia elija.
Cuando estés allí tú solito no esperes la llamada de nadie
porque no llegará, campeón. Estás tú y los gusanos que se relamen al verte.
Y tú, ¿tienes miedo a la muerte?
¡Visiten la Necrópolis de Glasgow!
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