martes, 24 de febrero de 2009

Pira

El niño se quema con el cigarro que encendió el padre. Sabía que aquello incandescente le haría daño,
pero se veía hipnotizado por la anaranjada luz.

Ella sabía perfectamente que estaba cogido. Se repetía constantemente: ¡NO!

Se despertó ese instinto suicida...Tentador.
¿Curiosidad?. ¿Deseo?. Llamada de la carne.
¿Cuánta gente hay dispuesta a quemarse a lo bonzo? ¿Cuántos se mean en la cama?
5 minutos, media hora, una hora... y después se vuelve cada uno al sitio.




Sí, claro...

1 comentario:

aguaLuna* dijo...

... a todos nos gusta arriesgar ;)