martes, 30 de septiembre de 2008

HUGO

Me llamo Hugo. Tengo 20 años y estoy completamente
enamorado de Ana. Me va mal.
Había pensado estudiar alguna ingeniería pero los números me dan dolor de cabeza. Soy hipocondriaco.

Vivo con mi hermano en un piso de alquiler. Siempre quise independizarme y mis padres aceptaron la idea
de pagar los gastos en otro techo. No me entienden desde que tras pasar la selectividad con un sobresaliente
y haber cursado ciencias, opté por la Filosofía.

Todo mi tiempo transcurre viendo películas tirado en el sofá,
escribiendo, leyendo, cenando con mis mejores amigos y estudiando
grandes ideas para pequeñas personas.

Hace unos meses mi novia, matizo: mi EXnovia, intentó
atragantarme con un pez espada que cubrió con una deliciosa salsa verde.
Yo lo engullí sin pensar que la dorsal iba a acabar en mi campanilla.
“¿Qué te ocurre?, ¿No te gusta el pez espada?
“Delicioso, cariño. Esto está delicioso” le dije buscando una excusa.

Necesito irme de aquí, pensé. Sobre todo antes de me enseñe el abrecartas.
Mis pensamientos volaban. No sabía qué decir, qué hacer.
Estábamos mal. RUTINA.
Al carajo. Ahí fue cuando todo se fue al carajo. Ana, qué nos paso.

Una noche volvimos del carajo.
Era en la casa de Brian y lo hicimos como en las primeras veces.
Nos fuimos cada uno por su lado.
Debería olvidarme de ella, pero aparto esa idea.

Mi hermano me dice que la busque, que ese polvo fue un hasta luego.
Yo creo que fue la posdata.

ANA

Mi nombre es Ana. Tengo 21 años y no sé qué
hacer con mi vida.
Había pensado abrirme como una lata en escabeche pero descarté la opción
para que la asistenta no tuviera que sacar mi podrida sangre de la alfombra.
No podría coger el abrelatas y suicidarme en la cocina.
¡Qué poco gusto por la muerte!.

Estudio Publicidad y RR.PP. y la verdad que no me va
nada mal pero el resto de mi vida es un caos: mi familia (si la tengo), mis amigas, mi novio… Matizo: mi EXnovio.

Hace unos meses mi novio, Hugo, me dijo que me dejaba sin ninguna explicación.
Supongo que dejó de sentir ese amor enloquecido por mí y lo notaba distante.
Obviamente yo lo sabía pero me afanaba
por contentarlo y que las cosas se solucionaran.
Le preparé una fabulosa cena. Estábamos solos en mi casa y tenía el postre preparado.
Mientras engullía el pez espada con salsa verde soltó: - “Cariño, esto está delicioso” al que le siguió mi “Gracias”.

Una mierda. Una auténtica mierda fue esa cena.
No hubo ni una palabra más hasta que me
anunció que no podría disfrutar del postre.
- “Las cosas no están bien. Andamos de aquí para allá. Deambulamos.”
“Hugo…hay que…”
“Lo siento. Te llamaré”.


Creo que fue ahí cuando rompimos. Digo creo porque
en la fiesta de Brian lo hicimos como nunca. Se entregó por completo.
Creo que fue el polvo pos-ruptura.
No lo odio y sé que debería hacerlo.

Mi psicólogo me dice que no lo vea. Que me plantee el Erasmus y que salga, que me divierta.

lunes, 29 de septiembre de 2008

5º WEST 63RD

Tengo dos manzanas y un bote relleno de cereales.
Un sándwich mixto. Una botella de agua vacía y dos bolsas
de ropa sucia en el armario.
Ven a pasar esta noche sin lujos. Toma la amarilla, no es muy tarde,
y bájate en la 57.
Como ves, apenas hay nada que ofrecerte.
Vivo en una apagada habitación pero para qué necesitamos más luz.

Una cama, una mesa, una silla...

Vente, te recojo o llama a 920 de la Y.
Olvidaremos las preocupaciones y no tendré que recurrir a mirarte desnuda.
Vente a dormir esta noche y despiértame para hacer la colada.

lunes, 22 de septiembre de 2008

NY Public Library

WALK!
Avancé por el paso de peatones de la 5 con la 42
y de repente te vi.
Avanzabas con tu sonrisa encantadora y
escuchando música en tu iPod.
Nos cruzamos y tú -siempre sabias-
ya conocías lo que pensaba y me sacaste la lengua de forma burlona.
Yo supe qué decir y vi como mi Frapuccino de moccha
se derramaba en mis converse rojas.
Pasaste de largo y giraste la cabeza
para ver qué tal me encontraba después de ser mofado por tu lengua.
Sonreíste y yo te devolví el saludo.
"See you!" escuché, seguido de un fortísimo bocinazo del taxi
que me devolvía a aquella mañana de septiembre.